El Centro de Desarrollo Rural Palancia Mijares comenzamos este 2022 con la ilusión de los avances que se han logrado para controlar la pandemia de Covid-19. Pero cabe señalar que la población está agotada, las consecuencias sobre la salud mental y física de la gente se hacen cada vez más evidentes, y las secuelas económicas y sociales de la crisis sanitaria reclaman acciones todavía más enérgicas y más urgentes de parte de gobiernos, autoridades y entidades sin ánimo de lucro.
En 2022 es necesario e imprescindible continuar con el fomento de la igualdad desde nuestro centro y el resto de Centros de Desarrollo Rural y COCEDER (Confederación de Centros de Desarrollo Rural) para salir de este letargo y no volver a la situación de hace dos años, que ya era mala. Unas entidades que continuamos realizando acciones para mejorar y avanzar en las transformaciones necesarias para sociedades más justas e inclusivas.
Como dijo el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, la pandemia representó, en algunos casos, un retroceso de hasta 10 años en derechos ya conquistados y consagrados de las mujeres.
El último informe de la Fundación FOESSA pone de relieve el empobrecimiento acaecido como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Los datos sitúan a cuatro de cada diez personas en situación de exclusión social por su inestabilidad laboral y sus escasos ingresos. En esta línea, el porcentaje de población en situación de carencia material severa aumenta casi un 50%.
La brecha de género también se ha profundizado: en aquellos hogares con una mujer como sustentadora principal la tasa de exclusión duplica al que registran las familias donde los ingresos, o su mayoría, los aporta un varón. Peores condiciones laborales, trabajos más precarios o peor pagados serían algunas de las causas que explicarían esta feminización de la pobreza.
Las mujeres se encontraron, de pronto, sin empleos, excluidas de la economía informal por las medidas de seguridad, a cargo de las tareas del hogar a las que se sumaron el apoyo a los hijos por el cierre de las instituciones educativas. Las mujeres son las primeras que pierden la posibilidad de seguir generando un ingreso.
COMPROMISOS EN RED ENTRE GOBIERNOS, EMPRESAS Y ONGS:
Para lograr superar los retos y las secuelas económicas y sociales de la crisis sanitaria por la Covid-19 de forma más inclusiva e igualitaria el compromiso de los gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y ONGS debe ser real en estos meses y durante todo el año.
Además, la gran tarea pendiente de la brecha digital de género, según datos del Plan Cruz Roja Responde, el 63,8% de los hogares atendidos no dispone de ordenador y el 46,6% no tiene contratado ningún servicio de internet. Eso cierra posibilidades de educación, empleo y acceso a otras oportunidades para mujeres y niñas.
No podemos olvidar que tenemos pendiente la gran tarea de erradicar la violencia contra las mujeres. La situación, que ya era preocupante a comienzos de 2020, se agravó en los meses siguientes. También aumentaron de forma alarmante las llamadas a las líneas de apoyo contra la violencia en el hogar. El confinamiento, el desempleo y el incremento desproporcionado de la carga de cuidados contribuyeron a agudizar el problema.
2022: un año lleno de desafíos
para las Mujeres
Sobre este telón de fondo, estos meses que tenemos por delante desde la perspectiva de las mujeres generan tanto desafíos como oportunidades a tener en cuenta y en las que seguir trabajando todo el año. Ojalá logremos el compromiso de muchos gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y ONG para que este sea el año en el que comencemos a superarlos de forma más inclusiva e igualitaria.