La historia de los pueblos de interior parece a primera vista, una historia de derrota.
Una historia de vulnerabilidad y desigualdad comparada con la de pueblos de la costa.
La historia de los pueblos de interior pequeños, aún se muestra más dramática si la comparamos con la de los grandes núcleos urbanos: soledad, escasez de recursos, de servicios, dispersión, alejamiento, despoblación, vacíos, vaciados.
Sin oportunidad. A raíz de la comparación.
Esta es la imagen que leemos en la prensa. Que vemos y escuchamos en los medios de comunicación. También la que nosotros contamos. Las personas que estamos viviendo aquí. En el entorno rural.
Pero sería injusto pararnos aquí, cerrar el libro y no seguir leyendo.
Porque si salimos de la comparación, la historia de los pueblos de interior tiene vida propia. Es en sí misma.
UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA
Continuar avanzando en la lectura y leer todos los capítulos, sin dejarnos ninguno fuera, es responsabilidad de todas las personas. De las que leen sin ser protagonistas del argumento, y también de las que lo vivimos en primera persona.
Porque no es mentira que exista la desigualdad, la escasez de recursos y servicios o que los pueblos estén dispersos y experimenten la dificultad de acceso y comunicación. Todo esto ES REAL. Pero esta es no es la historia completa.
Los pueblos de interior también cuentan historias de creatividad, de colaboración y resiliencia. Lo sabemos las personas que vivimos en ellos. Los que disfrutamos de la naturaleza todos los días, y no solo a cuentagotas o de vez en cuando en alguna escapada al campo. Somos conscientes las personas que miramos el cielo estrellado cada día antes de irnos a dormir y disfrutamos del silencio sin ruidos de fondo. Las que nacieron aquí, sienten que pertenecen y reconocen aquí sus raíces y señas de identidad.
También lo saben las personas que visitan estos lugares. Las que buscan la cercanía, el olor a leña, la cocina a fuego lento y los ritmos pausados.
Porque si todo fuera tan negro, ¿qué haríamos las que elegimos seguir viviendo aquí? ¿Y las que eligen venir a vivir?
16 DE NOVIEMBRE: DÍA INTERNACIONAL DEL ORGULLO RURAL
Una fecha para reclamar, demandar, expresar, poner sobre la mesa y escribir sobre el papel.
Pero no solo contar lo que se cae, desaparece o tiene mal aspecto. También lo que se mantiene en pie, lo nuevo que surge de repensar lo tradicional y darle un punto de innovación, lo que brilla y es característico del buen hacer en coherencia y con la mirada puesta en la sostenibilidad.
Porque, como dice la palabra, lo que enorgullece a los pueblos del entorno rural es precisamente esa parte de la historia que, la mayoría de las veces o no se cuenta, o se nombra de puntillas.
RELATOS COLECTIVOS DEL ENTORNO RURAL
El Centro de Desarrollo Rural Palancia Mijares organiza un TALLER PARTICIPATIVO para abrir un espacio en el que todas las voces se oigan. Todas las que tengan algo que contar. Y esas son TODAS.
Las de la gente pequeña. Las de los jóvenes. Y también las de la gente mayor.
Porque todas aportan para la historia de los pueblos. Porque todas merecen ser escuchadas.
“RELATOS COLECTIVOS DEL ENTORNO RURAL”: una oportunidad de seguir leyendo el libro a partir de lo que entre todOs y todas contemos.
Porque es cierto que tenemos demandas, que existen necesidades y desigualdades y esto NUNCA dejaremos de nombrarlo. Pero también es cierto que forman parte de nuestra realidad capítulos de la historia que surgen de la colaboración, de la creatividad y la resiliencia. Y es una cuestión de justicia darles voz para que se lean y escuchen.
Para que palabras como Ruralidad Viva, Nueva Ruralidad, Pueblos Vivos y tantos otros, lejos de acabar vacías de contenido, sean entendidas con todo el sentido que salieron a la luz.
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