Esta semana el equipo del Centro de Desarrollo Rural Palancia Mijares visitó el municipio de El Toro con la propuesta de una jornada de juegos intergeneracionales.
La acogida fue muy buena. Mayores y pequeños compartieron el espacio de la plaza de la iglesia de la localidad, compartiendo risas y juegos.
El CDR, en colaboración con el ayuntamiento, organizó una jornada abierta a la participación de grandes y pequeños con un programa de juegos de calle.
ESPACIO COMPARTIDO PARA GRANDES Y PEQUEÑOS
Durante el verano, los pueblos del territorio acogen la visita de población veraneante que durante el año no reside en ellos. Una oportunidad para que las risas de los más pequeños inunden de vida las calles. Se abre la posibilidad de que las generaciones más jóvenes puedan disfrutar de las historias y la experiencia de los más mayores, que transmiten conocimientos de siempre y tradiciones culturales que viajan con ellos.
Dentro del Programa “Mayores en Movimiento y Envejecimiento Activo”, el CDR con sede en Altura tiene la intención de crear espacios para el intercambio de conocimientos entre generaciones. Esta semana la propuesta era compartir juegos diversos, algunos de ellos de tradición popular. Juegos a los que jugaban nuestros abuelos y abuelas cuando eran jóvenes, como las chapas. Otros no tan antiguos, pero igualmente juegos de calle que permiten ofrecer alternativas a las pantallas y al disfrute del tiempo libre en soledad, pasando a proponer juegos colaborativos en equipo. Actividades que dan la posibilidad de participar juntos recuperando los espacios públicos al aire libre como escenario de los mismos. Espacios que son testimonio de la presencia compartida entre pequeños (y no tan pequeños) que corren, mientras algunos de sus abuelos y abuelas participan y otros les observan sonrientes en los corrillos que ocupan los asientos de la plaza. Una imagen de ayer, de hoy y de siempre. Una muestra de la vida que albergan nuestros pueblos.
IMPORTANCIA DE MANTENER VIVOS LOS TERRITORIOS
Durante el año la población rural disminuye notablemente. Sin embargo, son muchos los pueblos como El Toro que mantienen muy viva su actividad. Las personas mayores se quedan en las localidades, sosteniendo el latido del territorio. Muchas de ellas nacieron aquí. Otras emigraron a las ciudades por diversos motivos, y en la última etapa de su vida, regresan a los pueblos con la sabiduría y la experiencia de lo vivido. Una oportunidad para escucharles, cuidar espacios para que disfruten de un envejecimiento activo y saludable y brindar oportunidades para que puedan compartir con los más jóvenes sus vivencias.
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