Las sorpresas bonitas de los usuarios 

Dos semanas atrás, bajando al supermercado del pueblo donde vivo para hacer unas compras, he tenido una sorpresa muy linda. Encontré que en la caja estaba trabajando una usuaria del Centro de Desarrollo Rural, que había conocido recientemente en un taller de búsqueda de empleo que estaba dinamizando.  

La primera palabra que me ha venido al verla ha sido “¡Enhorabuena!”. Luego, me contó que por el momento tiene un contrato de un mes, para sustituir unas vacaciones, que estaba contenta y que iba a ver si le podían renovar. 

Esos encuentros dan todo el sentido al trabajo de inclusión social y de orientación laboral, y me recuerdan cómo nuestro equipo puede aprender de las personas usuarias tanto como ellas pueden aprender dentro de nuestros talleres.  

La usuaria que encontré en el supermercado había trabajado durante 15 años en la misma empresa, y perdió su trabajo el verano pasado. Tiene muchas competencias en su sector de actividad y muy buena capacidad para presentarse y relacionarse con los demás. Además, su actitud, me ha recordado la paciencia y la humildad que requiere el proceso de buscar empleo. Participando de manera regular en nuestros talleres de búsqueda de empleo, aceptó el reto de colocarse de nuevo en el lugar del aprendizaje, pedir consejos, y actualizar su forma de presentarse en el mercado laboral. Entendiendo el interés por intercambiar ideas, enriqueció el taller, y se ofreció para compartir datos que tenía sobre procedimientos de Labora con otros usuarios. ¡Los mejores consejos sobre las administraciones vienen de las personas que las usan! 

Posee cualificaciones que le pueden permitir postularse a puestos más remunerados y con más responsabilidades, pero no he visto que eso afectara en ningún momento sus ganas de dar lo mejor en su nuevo puesto de trabajo. Uno puede esperar tener todo a la vez, pero… se consigue con tiempo y paciencia, respetando los pasos necesarios para conseguirlo. Y apreciando lo positivo de cada etapa: no pasar mucho tiempo en el transporte para ir a trabajar, tener sus ingresos propios y un ritmo, aprender de cada experiencia, conocer personas nuevas… 

Ese encuentro en el supermercado me ha recordado un aspecto importante de nuestro trabajo: recibimos las personas con el deber de respetar el secreto profesional, y sabiendo que es bastante probable, en una zona rural, que nos volvamos a ver en otro contexto distinto al de los talleres de búsqueda de empleo que acompañamos. Así que siempre la saludaré con alegría… Y guardando, por mi lado, el “secreto” de cómo nos hemos conocido. Deseándole que nunca más vuelva a necesitar nuestro servicio, aunque sabiendo que siempre encontrará la puerta abierta si necesita disponer de él.

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