El día 8 de marzo, se celebra a nivel internacional, el “día de la mujer”. Una fecha que nos recuerda cada año, desde principios del siglo XX, la importancia de visibilizar la situación de desigualdad de este colectivo en el conjunto de la sociedad.
En general, y en el entorno rural en particular, las mujeres de edad más avanzada, comparten que han vivido una vida de entrega al cuidado de otras personas. Sumándose la dureza de haber vivido tiempos de guerra, de salida de sus lugares de nacimiento, para regresar después y tener que recomponerse y atender el desafío de sostener estructuras familiares y comunitarias en un tiempo donde la escasez de recursos era evidente.

En este contexto, las mujeres que hoy tienen más de 70 años, en general, han desarrollado caracteres de extrema fortaleza, priorizando la atención hacia afuera y descuidando el autocuidado y la escucha hacia las necesidades y motivaciones de sí mismas.
Por esta razón, consideramos importante proponer acciones que incluyan el autorreconocimiento y el acompañamiento de espacios seguros y amables donde exista la posibilidad de poner en valor las cualidades personales y colectivas de este sector de la población, más allá de lo visible.
A LA ESCUCHA DE LAS PERSONAS MAYORES
Las dos últimas semanas, como parte del programa de actuación del Centro de Desarrollo Rural Palancia Mijares para contribuir a una mejor calidad de vida de las personas mayores, se ha implementado en los pueblos donde la entidad acompaña grupos de carácter regular con propuestas para la estimulación cognitiva y una mayor autonomía personal, una actividad que ha tenido un impacto muy positivo en las personas participantes.
La idea original buscaba fortalecer la autoestima a través del autoconocimiento, y una mejora en la visión de sí misma contribuyendo al autocuidado.
Ha sido una experiencia valorada como muy positiva tanto por las personas del equipo del CDR como por las propias participantes, quienes se implicaron en la implementación de la propuesta descubriendo una visión positiva sobre sí mismas que, según ellas mismas comparten, pocas veces se paran a ver.
Al mismo tiempo, ha sido una oportunidad, para escuchar cuál es la visión que tiene el grupo sobre cada persona, verbalizando habilidades y destrezas de cada una, y poniendo en valor aspectos positivos del carácter y la manera de ser que transparentan la importancia del espíritu comunitario y de buena vecindad tan importante en el entorno rural.
LA IMPORTANCIA DE INCLUIR EL TRABAJO CON LAS EMOCIONES
El desarrollo de la confianza mutua, el refuerzo de la expresión de emociones, el fortalecimiento del grupo y del sentido de identidad, la conexión con la sensibilidad o la mejora en la comunicación intergrupal, son algunos de los elementos que se desprenden a la vista del resultado de la implementación de la actividad “jardín de flores”.
Sin haberlo planificado inicialmente, una oportunidad para celebrar, no solo el potencial de las mujeres mayores, sino cuál es su esencia. Sencilla, tal vez silenciosa, pero desde luego poderosa.
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